Leicester Square es una plaza no muy lejos de Piccadilly Circus. Desde allí se accede a través de dos calles cortas pero comercialmente importantes: Coventry Street y New Coventry Street.
En el camino opuesto, hacia la amplia Plaza Trafalgar, alrededor de la Galería Nacional, en una calle llamada San Martín, hay otra categoría especial de comerciantes de la calle: ¡los pintores
itinerantes!
itinerantes!
Estudiantes de la Academia de Bellas Artes de Londres y de las Escuelas Artisticas de todo el mundo, aficionados, hombres hábiles en el arte de la pintura y el retrato; jóvenes artistas emergentes y viejos artistas ya retirados; aspirantes artistas o presumidos, todos convergen en este rincón de Londres para ofrecer a los transeúntes el
resultado de su inspiración en el lienzo, por una tarifa que puede
variar desde unas pocas libras para un retrato o una caricatura realizada allí, hasta retratos mucho más caros en diferentes estilos y temas, con la esperanza de dejar a sus descendientes tal vez el equivalente de un Van Gogh.
resultado de su inspiración en el lienzo, por una tarifa que puede
variar desde unas pocas libras para un retrato o una caricatura realizada allí, hasta retratos mucho más caros en diferentes estilos y temas, con la esperanza de dejar a sus descendientes tal vez el equivalente de un Van Gogh.
Aunque, para ser honestos, pocos turistas tenìan el coraje y la perspicacia comercial para invertir y apostar por el talento pictórico de esos extraños, expositores anónimos; y no menos importante, es cierto que todos, incluidos los simplemente curiosos, respiraban un aire fresco auténticamente bohemio porque, más allá del valor artístico de esos pintores no sedentarios, los turistas de camino debían apreciar la habilidad, facilidad y libertad con la que esos pintores expresaban en su arte sus ansiedades existenciales, reales o supuestas que fueran.
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